La lectura: un sentimiento para compartir
Animar a leer requiere constancia, ilusión, optimismo, es una tarea de día a día. Para ello son útiles los siguientes consejos o recomendaciones que nos se nos propone a las familias:
• Poner al niño en contacto con el libro desde su primer año de vida. En la actualidad el material bibliográfico que existe al respecto es muy amplio con libros de tela para la cuna o de plástico para el baño. De este modo, el objeto libro y su uso será familiar desde el principio.
• Transmitir con el ejemplo. El niño tiene una gran capacidad de imitación, por ello si los padres leen seguramente el niño los imitará y no le resultará extraño sentarse a leer. Puesto que la lectura es un sentimiento que se contagia, si no somos portadores del mismo no lo podremos transmitir. Compartir las lecturas con los hijos, leer lo que ellos leen y disfrutar con sus libros en un primer paso para transmitir la pasión lectora.
• Regalar libros igual que se regalan juguetes. En las ocasiones en que cada familia tenga por costumbre hacer regalos a los niños, un libro puede ser una muy buena idea. Será importante hacerlo desde muy pronto, para que el regalo de un libro sea algo normal, que no choque al que lo recibe.
• No engañar a los niños. El placer con la lectura no es algo que se consiga inmediatamente. A veces, comenzamos un libro y leemos 20 páginas en las que todavía "no ha ocurrido nada", el escritor —simplemente— está describiendo el paisaje, la situación. La lectura necesita paciencia, tiempo. No hagamos ver al niño que con la lectura va a disfrutar de igual manera que con un juego dinámico. Con la lectura disfrutará mucho, pero de manera distinta. Si invitamos a un niño a leer y le presagiamos placeres equivocados, la lectura resultará decepcionante.
• No enfocar la lectura como "otra" actividad académica más. Hacer deberes es aburrido. Si la lectura se convierte en un deber más el niño se aburrirá y terminará odiándola. No se trata de privar al niño de jugar o de hacer deporte para que lea, sino de compaginar todas las actividades, cada una tiene su momento.
• El libro y su espacio. Reservar en casa un espacio para los libros y enseñarles a usarlos tal como se enseña a tomar los cubiertos o se explican el resto de las normas básicas de educación.
• Compartir la lectura con ellos. Ya que la sabiduría popular dice que "el cuento es la conversación más larga que se puede mantener con un niño", compartamos la lectura con ellos yendo juntos a la biblioteca, charlando sobre las preferencias lectoras, seleccionando el material, dialogando sobre lo leído...
• Ofrecer libros de calidad literaria que se ajusten a las características de los niños.
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