viernes, 10 de septiembre de 2010

Estamos muy bien informados...




Habidas cuentas de que nos proclamamos la sociedad de la información, el título de hoy es un epíteto simbólico.
El mundo ha cambiado, somos una nueva sociedad y en ella proclamamos que somos los mejores informados. Ya ni necesitamos un largo y expresivo lenguaje, digitalmente y con íconos resolvemos una cuestión de tiempo, otra de cercanía, otra de historia.
El lenguaje se ha tranformado en otro lenguaje emergente que rompe cada día una barrera donde todos intentamos sumergirnos para ver los paradigmas a los que nos somete esta etapa tan radical de cambios permantentes.
Somos casi todos exitistas, raudos, poco profundos, efímeros, ausentes, radicales, solitarios, y algunas otras cosas más que no explican los sociólogos. Hay nuevos males que se achacan a las computadoras, como antes fue a la TV, y cada día nos comunicamos menos entre nosotros...O por lo menos, no de la manera correcta.
Bueno, pero si somos la sociedad de la información: si se casa un artista en Japón y yo desde mi hogar puedo ver hasta el manjar que cenaron en la boda; si vemos caer muerta a una persona casi en simultáneo, pero si puedo ver cualquier deporte, que se considere como tal, con sus campeones en vivo, como si eso fuera poco, puedo sacar datos del planeta en google, puedo saber la exactitud de la caída de la bolsa en segundos....puedo, puedo...¿ puedo?
¿ Esta época de cambios nos cambio? ¿ Ha cambiado la época y no nosotros?
Al margen de la brecha digital vivimos, pero intentamos saltarla cueste lo que cueste. La paradoja humana de vivir en soledad, de no pertencer, de enajenarse ha sido otra eclosión aún más fuerte en esta última veintena de años. Necesitamos integrarnos a la globalización, sin pensar en lo que cuesta, sin cuestionarnos, sin medirnos, más que nunca necesitamos ser todos del mismo rebaño.
Tal vez es por el miedo: el miedo suele ser la razón de muchas cosas. No necesitamos un miedo enorme, puede ser un miedo pequeño, apenas perceptible.A mí se me ocurre que tenemos miedo de perder la condición humana. Y por eso intentamos navegar a costa de lo que sea en el mismo barco.
No soy pesimista, ni pienso que la época será peor: sólo digo que el vértigo del cambio es tan enorme que deja muchas preguntas sin respuestas.
Una de ellas es si realmente estamos comunicados. Un ejemplo claro de ello es:
¿ ustedes pensaron quién hacer los informativos de la TV? ¿ Quién no mira los informativos televisados? ¿ Pero en su gran mayoría, quién es responsable?
No hablo acá de las grandes cadenas internacionales, hablo de nuestros informativos locales, regionales. La mayoría de ellos: se basan en la prensa escrita. ¿ Quién paga los derechos de autor?
Cuando se denuncia que se copian textos en la fotocopiadoras, en la computadora, vuelvo a preguntar: ¿ no copian titulares y textos leídos los señores llamados periodistas cuando nos informan por TV? Y por radios también.
La prensa escrita, decaída en ganancias y tirajes y premios, sigue siendo el sustento de la información cotidiana. Por eso a la hora de pensar en una sociedad de la información y comprobar que el lenguaje tiende a ser remplazado por íconos y grafías, pensemos en el diario oficial del futuro y de ahí en más: ¿ cómo serán los sonidos para transmitir esas noticias?
Me detengo: creo que acá el argumento es casi de ciencia ficción.

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Puerta

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Enrique Medina