sábado, 27 de noviembre de 2010

¿Quién lleva los pantalones en casa?

Hace unos días discutimos con algunas de mis colegas blogueras: Malu y Dinés el tema del uso de los pantalones. No siempre fue una prenda masculina, pero las que peinamos canas-teñidas con L'oreal- sabemos que no siempre fue bien visto llevarlos.
En mi caso, empecé a usar pantalones en la década del setenta. Recuerdo que me había comprado un trajecito de pana con un coqueto pantalón que usé para una reunión social: el dueño de la empresa donde trabajaba en ese momento, había invitado a sus empleados a comer en el fabuloso restaurante "Águila". Allí fui muy oronda con mi nuevo atuendo.
¿No me creen? ¿Verdad? ¡Lean este artículo del diario argentino La Nación! ¡No tiene desperdicio!

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Lanacion.com.ar

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La escuela 2.0 obliga a leer mas

Hasta ahora hablamos de cómo aplicar las TICs en las aulas; ahora, ya tenemos algunos resultados de esa aplicación. Nada es mágico, ni resuelve todos los problemas. La tecnología además de estar presente en nuestras vidas puede ser, según la aplicación que hagamos de ella, una buena propuesta de cambio. No es escondiendo la cabeza como el avestruz como se avanza y, si queremos y necesitamos cambios positivos deberemos levantar la cabeza y mantener los ojos bien abiertos. Les propongo la lectura de este enlace:

La escuela 2.0 obliga a leer mas

sábado, 20 de noviembre de 2010

Neutralidad en Internet.

En la medida que avanzamos en esta era " digital" en la que algunos marchamos, otros corren y otros apenas comenzamos, existen temas y términos que buscan la parte social y filosófica del tema. Y no está mal porque si filosofía existió en época aristotélica menuda forma de pensamiento necesitamos hoy ante el avance de una era que aún ni siquiera nos damos cuentas de cómo y por dónde seguirá avanzando.
Por ejemplo, la neutralidad habla mucho de que este medio puede ser lo más democrático que ha existido y por el mismo motivo hay gobiernos y companías en contra de esa libertad, sin embargo Internet avanza y no se puede detener. No se puede acabar con la neutralidad porque significaría retroceder, dar un paso atrás.
Así por otro lado tenemos el tema del derecho de autor y la bajada de música, películas, libros no es un tema menor: cómo se resolverá no se sabe porque en la medida que se ponen muros, una mente encuentra un hueco por donde salir y volver a poner la neutralidad sobre la mesa.
El mensaje pide unión de internautas y parece, en forma casi cómica, aquello de "proletarios del mundo uniós"...ahora desde acá se pide que los internáutas se unan para no propiciar que se acabe la neutralidad de la Red.
Muy interesante, hay que pensarlo desde varias aristas. Como siempre lo dejo para reflexionar en libertad.

Pido Ayuda: Premio Stig Dagerman

Pido Ayuda: Premio Stig Dagerman

"...el que leer por leer, por puro gusto de leer, por amor invencible al libro, por ganas de estarse con él horas y horas,lo mismo que se quedaría con su amada..."

jueves, 18 de noviembre de 2010

RED SOCIAL REFLEXIONES

Antes de jubilarme, hice una lista de proyectos posibles para llevar a cabo después de esa-según algunos- traumática circunstancia de la vida. Uno de mis propósitos más firmes fue el de no quedarme sin hacer nada. Después de años de trabajo, en fábricas, en oficinas, en talleres, y por último -alrededor de treinta años- en docencia, no podía,-al menos así lo sentía- quedarme de brazos cruzados. Por lo tanto, tomé cursos en línea tendientes a “desasnarme” en aspectos tecnológicos. Si bien tengo computadora desde hace doce años, no me puedo considerar una “nativa digital”, por eso hago lo posible por aprender. Uno de los proyectos que tuve en mente, fue hacer un “álbum de fotos” documentando mis últimos veinte años de docencia en la misma institución internacional. Este proyecto se vio frustrado por circunstancias ajenas a mi voluntad, pero, a partir de uno de los últimos cursos en línea adquirí conocimientos suficientes- y sobre todo coraje- como para inscribirme en Facebook. En esta red social logré empezar a hacer esa especie de “foto-ensayo” que lleva el nombre de “Veinte años no es nada”.
En Facebook entré con cautela porque en el curso aprendí que no es necesario ni conveniente que se cuente con lujo de detalles todo. Ser parte de una red tiene sus ventajas y también sus inconvenientes. La famosa “web” –que en una de sus acepciones significa “telaraña”- tiene mucho de eso- porque es una especie de pantalla gigante que desde múltiples ángulos y circunstancias nos proyecta, a veces, en situaciones no deseadas. Recuerdo ahora, por ejemplo, el episodio de la entonces ministra del Interior, Daisy Tourné y su foto en la ducha. Al ponerla en Facebook su imagen del baño fue por demás polémica y desató las más ácidas críticas.

Ayer-siguiendo el consejo que Malu dio en este mismo blog el 15 de octubre- fui a ver la película “Red social” (The social Network) basada en el libro de Ben Mezrich: “Multimillonarios por accidente”. Se trata de una biografía no autorizada- al menos eso parece- del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, un muy joven programador que en pocos años se convirtió en multimillonario con este proyecto que comenzó siendo una red para conectarse los estudiantes de la célebre universidad de Harvard y que actualmente tiene ya la friolera de 500 millones de miembros y se ha traducido a 70 idiomas. A partir del año 2007 tenemos las versiones en francés, alemán y español lo que posibilitó que los que hablamos alguno de esos idiomas y poseemos conocimientos informáticos básicos, nos hayamos podido incorporar.


Si atendemos a los posibles significados de la palabra “web”, quizás también podamos entender la crítica que indudablemente encierra la película. “Web” tiene la acepción de “red”, por supuesto, pero también la de “telaraña” ( spider’s web) y la de “maraña”- en el posible sentido de “enredo”. Algo de eso tienen las redes sociales, pues al conectarnos por medio de alguna de ellas, ponemos en el ciberespacio-despreocupadamente en muchos casos- múltiples aspectos de nuestras vidas, y de alguna manera, a veces sin quererlo, nos desnudamos en público.
¿Por qué? Por la estupidez humana que nos lleva a conversar, y a contar, y a querer saber también vidas y milagros de los otros que están conectados. Ahí están nuestras fotos, nuestros recuerdos, nuestros temas predilectos, nuestras preocupaciones y las de nuestros “amigos” a través de esos contactos virtuales.
La película tiene esa dosis necesaria de enredos sobre la genialidad, sexo, dinero, traición, y la continua lucha que tienen los emprendedores.

Por supuesto, Mark Zuckerberg, el real, el creador, tiene su página en Facebook. Su frase de presentación es la siguiente:
“I’m trying to make the world a more open place by helping people connect and share”.

Algo así como:
“Estoy tratando de hacer del mundo un lugar más abierto, ayudando a la gente a conectarse y compartir”.
Demasiado hermoso quizás para que sea cierto. ¿O no? ¿Al conectarnos y recibir mensajes, estamos realmente fomentando la amistad y los valores de la empatía y de la solidaridad con los otros o es puro espejismo?
Quizás uno de los comentarios sobre el verdadero Zuckerberg sea –para mí- el que hizo Martin Varzavsky:
“¿Quién es Mark Zuckerberg? Es realmente el chico que aparece en la película: un emprendedor joven y obsesionado, al que nunca pillarán tomando drogas de fiesta como a Sean Parker porque no permite que nada le distraiga de Facebook. Zuckerberg es un analfabeto social, que, paradójicamente, nos ha dado la mejor plataforma social.”

La película,- como el creador de Facebook- también presenta sus pros y sus contras. Eso sí,-como dijo Malu- hay que verla. Indudablemente. También hay que aprender a usar las redes sociales como herramientas para comunicarse con la discreción y el cuidado que todo medio de comunicación-sea cual sea- requiere. ¡En eso estamos!



martes, 9 de noviembre de 2010

Pero...¿ qué valores?

La compañera de ruta Dinés tocó un tema que hoy me agarra en una faceta de sensibilidad especial. Mucho se habla de valores, de su pérdida, de los que ya no se ven, de los que ya no encontraremos, de los que valoramos.
Mi pregunta me la hizo un profesor mexicano que supe tener en un curso especial de formación sobre Inteligencia Emocional: ¿qué valores? ¿saben enumerarlos así de rápido como los siete pecados capitales? ¿ cómo las siete maravillas del mundo?
Y una se queda pensando en los valores que hechamos en falta pero a la hora de escribirlos en un papel nos da esa duda esencial, es un valor, una virtud, qué es, qué me falta. En fin, que lo que aquí escribo es para afirmar un poco lo que dijo Dinés: aún en una Red social que muchas veces es desprestigiada, se suelen recibir alientos solidarios que en la vida real no se dan.
Y acá vuelvo a mi tema obsesivo: entonces esa situación es porque existe realmente una vida virtual, dónde está la ciudad de la virtualidad, de la red social, del chat, de las plataformas de estudios virtuales, dónde están no se sabe, infinitos cables, infinitos sistemas informáticos recepcionando y transmitiendo, pero al final, atrás de todo eso y de las pantallas y botones y clic clic...está un ser humano que quizás...nunca se animó a decir lo que hoy, frente a ese sistema complejo de tecnología y ciencia, se anima.
¿ No somos extraordinariamente complejos los humanos?
¿ Necesitamos tanto cable y satélite para decir te amo, te quiero ayudar, desearía poder darte una mano?
¿ Es que lo virtual, de tan tecnológico, podría volvernos más humanos?
Bueno, no es motivo de una tesis ni nada así, Ud. querido lector, sabe que en este blog filosofamos y nos deliramos, sólo son preguntas para quedarse pensando.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Tecnología y valores




En estos días, los miembros de este blog estamos viviendo algunas situaciones personales difíciles. El grupo, llevando a la práctica lo que enseña (hago lo que digo), ha utilizado con mayor asiduidad todos los recursos que esta tecnología ofrece. Fueron y vinieron mails, comentarios en Facebook, llamadas en Skype y conversaciones en el Messenger, todo para lograr acercarnos a quien nos necesitaba en cada ocasión y hacerle sentir que no estaba sola: “Aquí estamos sin importar la distancia” que, deja de ser un allá, para convertirse en un cerquita; deja de ser exterior, para llegar hasta el interior de los sentimientos y lograr esas caricias espirituales que tanto bien hacen, que dulcifiquen las puntas filosas de los problemas.

Esto nos ha llevado a pensar en otra de las muchas opciones de esta red de redes, Internet. Más allá de los sitios educativos, de los juegos, de la información pura, existe esta posibilidad de traspasar las barreras de tiempo y espacio que proponen las redes sociales y que en forma transversal en todos los casos, nos acerca a lo mejor que de humanidad podemos tener cada uno.

Pese a las teorías cientificistas o academicistas, y como ha ocurrido a lo largo del tiempo, las tecnologías -- ya desde aquella primera: la escritura—pueden ser humanizadas acorde al uso que de ellas hagamos. De esta manera, se resignifica el sentido relacional.

Internet, según nos lo propongamos puede ser el gran ecosistema en el que convivan hardware y software con valores que rescaten la empatía, la solidaridad, el respeto y la generosidad.

Entre tanta muestra de deshumanización se hace cada vez más evidente la necesidad de crear nuevos espacios para la dignidad humana entre el cúmulo de datos, a veces hasta ofensivos al sentido común y al proceso civilizador y evolutivo del ser humano.

Puerta

Puerta
Enrique Medina