Hace unos días discutimos con algunas de mis colegas blogueras: Malu y Dinés el tema del uso de los pantalones. No siempre fue una prenda masculina, pero las que peinamos canas-teñidas con L'oreal- sabemos que no siempre fue bien visto llevarlos.
En mi caso, empecé a usar pantalones en la década del setenta. Recuerdo que me había comprado un trajecito de pana con un coqueto pantalón que usé para una reunión social: el dueño de la empresa donde trabajaba en ese momento, había invitado a sus empleados a comer en el fabuloso restaurante "Águila". Allí fui muy oronda con mi nuevo atuendo.
¿No me creen? ¿Verdad? ¡Lean este artículo del diario argentino La Nación! ¡No tiene desperdicio!
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