La compañera de ruta Dinés tocó un tema que hoy me agarra en una faceta de sensibilidad especial. Mucho se habla de valores, de su pérdida, de los que ya no se ven, de los que ya no encontraremos, de los que valoramos.
Mi pregunta me la hizo un profesor mexicano que supe tener en un curso especial de formación sobre Inteligencia Emocional: ¿qué valores? ¿saben enumerarlos así de rápido como los siete pecados capitales? ¿ cómo las siete maravillas del mundo?
Y una se queda pensando en los valores que hechamos en falta pero a la hora de escribirlos en un papel nos da esa duda esencial, es un valor, una virtud, qué es, qué me falta. En fin, que lo que aquí escribo es para afirmar un poco lo que dijo Dinés: aún en una Red social que muchas veces es desprestigiada, se suelen recibir alientos solidarios que en la vida real no se dan.
Y acá vuelvo a mi tema obsesivo: entonces esa situación es porque existe realmente una vida virtual, dónde está la ciudad de la virtualidad, de la red social, del chat, de las plataformas de estudios virtuales, dónde están no se sabe, infinitos cables, infinitos sistemas informáticos recepcionando y transmitiendo, pero al final, atrás de todo eso y de las pantallas y botones y clic clic...está un ser humano que quizás...nunca se animó a decir lo que hoy, frente a ese sistema complejo de tecnología y ciencia, se anima.
¿ No somos extraordinariamente complejos los humanos?
¿ Necesitamos tanto cable y satélite para decir te amo, te quiero ayudar, desearía poder darte una mano?
¿ Es que lo virtual, de tan tecnológico, podría volvernos más humanos?
Bueno, no es motivo de una tesis ni nada así, Ud. querido lector, sabe que en este blog filosofamos y nos deliramos, sólo son preguntas para quedarse pensando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario