sábado, 7 de marzo de 2009

Feliz día mujeres: mi cuento es mi regalo.

UNA MUJER AZUL.

Se vistió de azul con el aire de la tarde, se puso en el rostro una sonrisa azul que hacía juego con sus ojos y salió a rivalizar con el aire que, ese día se había vestido del mismo color.
Era una mujer que había nacido otra vez, nacía como lo había hecho otras veces, sólo que en las otras la habían perseguido colores más apagados. Colores y mujeres se llevan de la mano quizá por aquello de que son de sexo diferente, pero sí que se llevan, nadie como una mujer para saber usar y disfrutar del color, nadie como una mujer para poder nacer y designarse un color. En el color está la vida, quizá sea por eso, quizá por eso eligió para ese día el nacimiento en azul, azul mar, azul cielo de verano, azul maíz de los aztecas, azul viento ligero, azul pájaro increíble, azul lluvia sabia de montaña insospechada, azul de mujer viva.
Era una mujer viva, estaba plena en este nuevo nacer y por eso el azul para disfrutar de su tono, sólo en ese tono mágico el nuevo nacimiento.
Nació en azul y salió a disfrutar en la calle con la brisa, las personas la miraron y entendieron y por eso, nadie se asombró que se sentara en la última banqueta del bar y pidiera una copa de vino azul; la bebió de un solo sorbo y entendió que el color la vestía ahora de adentro hacia fuera, que es la verdadera manera de vestir la vida. Entendió que el color le daba la capacidad de elevarse por sobre las cosas y las gentes, entendió que dominaba los pasos de su cuerpo y que estos, podrían ir en cualquier dimensión que lo deseara porque sus deseos eran azules.
Y eligió elevarse, por esa ansiedad de pájaro que todos los humanos tenemos y envidiamos, y entonces…voló.
Se hizo jirones su vestidura azul, la caballera onduladamente azulina se le enredó con el aire puro y siguió en ascenso y le fue quedando el cuerpo tan azul como el infinito y siguió subiendo.
Perfiló las puertas del eterno misterio del tiempo, puedo ver la entrada de los sueños humanos, alcanzó a vislumbrar las fantasías de todas las épocas y cuando comenzó a pensar que puerta abriría primero, miró hacia abajo y vio lo profundo del mar que es, eternamente azul.
Fue sólo ese mágico instante en que dura la vida lo que decidió que ella, azul mujer de azules harapos, de cabellera suelta en hondas azulinas, lo pensara y lo decidiera…bajó precipitadamente hasta la molécula azul de agua que la llevó hasta el fondo de corales y hojarascas marinas, se sintió arrastrar, se sintió sumergida hasta el alma, sintió la fuerza y el rugido del dios eterno y marino, sintió la posesión y entendió que en el fondo del mar, encontraba la primera forma, la única, la eterna, y ya no deseó más, ya no quiso ser otra cosa y, jugando a ser sirena, se dejó llevar y poseer, mujer al fin, su azul de ese día era el azul de la vida.

Malu, otoño de 2005.

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Enrique Medina