sábado, 31 de julio de 2010

"LOS LIBROS NO MORIRÁN NUNCA"

Es lo que dicen personalidades como el escritor Umberto Eco y el guionista Jean Claude Carriére.
Sus opiniones son de mucho interés.
Veamos cómo las expresan.
Los libros no morirán nunca

Las plataformas digitales no podrán reemplazarlos. Lo dicen "desde las páginas de un libro, por supuesto" el escritor Umberto Eco y el guionista favorito de Luis Buñuel, Jean- Claude Carrière

lanacion.com | ADN Cultura | S?do 31 de julio de 2010

viernes, 30 de julio de 2010

¿Nuevos en humanidad?


Entre las maravillosas posibilidades de compartir el blog con estas dos inteligentes mujeres, está la de ser amablemente obligada a investigar, a actualizarme, a buscar nuevas e interesantes lecturas. Les cuento de la última invitación, se trata de la lectura de “Inteligencia colectiva, por una antropología del ciberespacio” de Pierre Lévy (2004). De la que me han surgido algunas interesantes contradicciones.
La primera surge al comprobar que estamos volviendo a una cultura del nomadismo. Cuando suponíamos que esa cultura ha sido superada o al menos casi superada en el planeta, desde que las sociedades fueron entrado en el sedentarismo propio de la vida en sociedad y de la creación de pueblos y ciudades, de la necesidad de profesiones y trabajos que tienden más a la quietud que al movimiento; tanto es así, que ocupa mucho espacio el tema de los peligros del sedentarismo en la salud, por ejemplo.
Aquí aparece una segunda contradicción, ya que al hablar de nomadismo no se habla de estar en viajes de un lugar a otro, sino de estas nuevas posibilidades de realizar viajes sin movernos del lugar. Tiene que ver con los cambios rápidos y continuos de los espacios científicos, técnicos, profesionales y mentales. Mientras permanecemos inmóviles el entorno se mueve, avanza, se transforma. Un viejo dicho asegura que al detenerse en realidad se comienza a retroceder. También se cumple en estos aspectos. Ya que no es posible pensar en un mundo cambiante que no reclame cambios en nosotros. Al menos, como afirma Lévy “alguna adaptación racional y óptima”.
Por supuesto, que el hecho de que nos enfrentamos a cambios que no son exclusivamente culturales, como lo han sido históricamente, sino a un cambio de “humanidad” en la que todo es originario, iniciático, nuevo, causa temor o en todo caso, muchas prevenciones.
Los avances de la ciencia, la biología, la tecnología están produciendo cambios que nos obligan a un replanteo de nuestra relación con el propio cuerpo, con la naturaleza y con el ambiente de trabajo, entre otros.
Tal el caso de la nanotecnología en lo referido a las computadoras -- desde 2007 más allá de la era del silicio--, a los teléfonos celulares, a la oficina inteligente, al “lab-on-chip” para medicina remota, a memorias magnéticas, a nanocódigos de barra y etiquetas inteligentes, a acelerómetros para “air-bags”, etc. Este es uno de lo mucho ejemplos que podríamos enumerar.
Surge aquí otra contradicción al pensar que, contrariamente a lo sucedido en el surgimiento de aquella primera hominización, hoy podemos ser partícipes e incluso organizadores de esta nueva humanidad. Ya que el espacio que se está creando es el de la aplicación de una nueva forma de pensamiento apoyada en la inteligencia colectiva. De allí que, el espacio del nuevo nomadismo sea el del conocimiento, del saber, “de potencias de pensamiento en cuyo seno nacen y se transforman cualidades del ser, maneras de actuar en sociedad” según el citado autor.
De todo esto me surge la pregunta que inicia esta intervención y que nuevamente me lleva a otros contradictorios cuestionamientos: ¿Una nueva humanidad significa ser mejores seres humanos? ¿Si no trabajamos sobre las actuales inequidades en la formación y en el conocimiento cómo y en quiénes se implementarán estos avances? ¿Dará lugar a mayores distancias entre las sociedades desarrolladas con las que están en desarrollo? ¿Disminuirán las diferencias?
Más sobre nanotecnologías y sus posibilidades en:

jueves, 29 de julio de 2010

¿Serendipia, casualidades, sueños?

Mis compañeras blogueras volaron certeramente por el tercer entorno mientras yo –en cambio- anduve por zonas más terrestres. Sin embargo, eso no quiere decir que el tema no me interese.
Más de una vez he notado que lo que comúnmente llamamos “casualidades” tienen vínculos extraños que nos llevan a replantearnos situaciones. Casi todos hemos experimentado en alguna ocasión, alguna casualidad que aceptamos con una sonrisa. Por ejemplo, pensamos en una amiga o familiar que está lejos y recibimos-sorpresivamente- una comunicación de esa persona. O tenemos un sueño y lo comentamos jocosamente y a los pocos días ese sueño se viste de realidad. Cosas así. Los artistas suelen tener esos percances, sobre todo los que son enormísimos cronopios, como Julio Cortázar. Basta leer algunas de sus reflexiones para enterarnos de sus experiencias.

Como dice el dicho: “yo no creo en brujas, pero que las hay, las hay”.No nos neguemos a aceptar que la realidad tiene aristas desconocidas y que hay misterios que no hemos podido resolver aún. El sentido común es el que nos hace buscar denodadamente las explicaciones racionales. Pero, la línea que separa a la realidad de la ficción no es tan tajante. Lo que fue ficción en el siglo XIX, dejó de serlo en el siglo XX. Y lo que a veces soñamos, repentinamente, se puede convertir en realidad.
A mi me gusta pensar que mis sueños-los positivos, claro- algún día podrían convertirse en realidad.
Y no puedo negar que encontrar un tesoro oculto me vendría muy bien en estos malos tiempos que corren.
Lean este precioso cuento tradicional en la versión de Jorge Luis Borges, que no es la única, pero sí es una de las mejores. Y ¡a soñar!
¿Quién nos dice que es imposible que aparezca una fortuna en nuestra cotidianidad?



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Ciudadseva.com

lunes, 26 de julio de 2010

De miedos, serendipias y literatura


El pasado sábado, Malu nos dejó pensando en el tema del miedo y en la forma de salir de él o al menos de permitirnos mantener la mente abierta. Allí alude al término “serendipia” o tercer entorno. No voy a detenerme en el aspecto virtual con el que lo estamos usando, sino recordar que el término se utiliza normalmente para referirse a descubrimientos científicos que acontecen gracias a alguna inesperada y asombrosa casualidad¸ pero también está relacionado con ciertas experiencias, que todos hemos sufrido en alguna oportunidad, en las que aparecen casualidades o coincidencias que pueden habernos sorprendido en su momento.
Sin embargo, el origen de la palabra es totalmente literario, ya que proviene de un cuento persa del S XVIII, cuyo título era “Los tres príncipes de Serendip”. En él se cuenta cómo pudieron salvar sus vidas debido a las casualidades.

(http://cuentosqueyocuento.blogspot.com/2007/10/los-tres-prncipes-de-serendip.html)

Serendipias Literarias

No debe asombrarnos entonces hablar de serendipias literarias, a partir de las cuales podemos dar valor a la frase: La realidad imita a la ficción. Y si no, prestemos atención al caso de Jonathan Swift nacido el 1667. Escritor y poeta quien en el libro, que es considerado su mejor obra, “Los viajes de Gulliver” narra con todo detalle la existencia de los dos satélites de Marte, cuyos nombres son “Miedo” y ”Terror”. Da además detalles de dimensiones y velocidades que serán confirmadas cuando se descubrirían 151 años después. En 1877 pudo comprobarse su existencia y se les dio los nombres de “Fobos” y “Deimos” que en la mitología griega son los hijos de Ares (Marte) y Afrodita (Venus) Fobos en griego significa Miedo (de allí la raíz de “Fobia”) y Deimos en griego significa “pánico”.


Les ofrezco este video donde podrán comprobar otros ejemplos:



Seguramente ustedes, lectores, sabrán sobre otros casos en que los escritores adelantan la historia y la realidad irá copiando la ficción.

Sobre cuentos de Poe encontré un interesante lugar en: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/eap.htm

Y una dirección desde donde bajar libros: http://www.videa.com.ar/libros/

Ahora, me queda un último pensamiento que me lleva a recordar aquello del tiempo circular del que tanto nos habló literariamente Borges y que me resulta tan cercano al tema de la serendipia.

Puerta

Puerta
Enrique Medina