Son muchas las reflexiones que se pueden hacer en este día mundial del medio ambiente. Los aspectos relacionados con esta conmemoración son múltiples.
Por ese motivo, en esta intervención me dedicaré únicamente a uno de ellos.
Es uno de los que más preocupa en este Montevideo que viene creciendo en forma caótica.
En los barrios que se ponen de moda, se construyen hoteles, comercios de todo tipo, centros de esparcimiento juvenil y lugares gastronómicos. No existe ningún plan que defienda de los ruidos a los antiguos residentes.
No hay-tampoco- ninguna precaución para evitar la propagación de los sonidos que provienen de las instalaciones mecánicas y eléctricas situadas en los techos de las edificaciones y cuyas vibraciones se sienten todo el día. A éstas se le agregan los sonidos que producen los vehículos, las bocinas, las alarmas, los parlantes callejeros, la horrorosa música que ponen los comercios. Si no me creen vengan a desayunar o a almorzar en alguno de los locales del Centro, Pocitos o Punta Carretas.
No creo que puedan resistir más de treinta minutos sin deseos de gritar y huir buscando un lugar amable.
La CONTAMINACIÓN ACÚSTICA es un mal que nos ha atacado severamente en los últimos tiempos. No hay que ser un mago para adivinar el motivo por el cual en la última votación para elegir autoridades para gobernar la Intendencia, los ciudadanos se mostraron tan reticentes. La mala gestión no ha sido privativa de un único partido político. Ya han pasado todos por el poder, y los problemas lejos de desaparecer se han agudizado.
Montevideo no es la única ciudad que sufre contaminación acústica, por supuesto, pero es la ciudad donde nací, y es la que elegí-mal que me pese- para quedarme a vivir.
Los montevideanos no queremos ser como algunos personajes de Saramago.
Está comprobado que la contaminación acústica produce estrés, falta de concentración, y al final, sordera.
Vean el vídeo con el cual acompaño estas reflexiones. El personaje es Juan Bodoque, de Santiago de Chile. Cuando describe su sufrimiento al médico le comenta que tiene “un pito en el oído”. ¿Nunca experimentaron ustedes ese sufrimiento? Es enloquecedor.
¿Procederán como corresponde las nuevas autoridades?
¿Tendrán en cuenta que los decibeles que acá se consideran aceptables están en flagrante discrepancia con la Organización Mundial de la Salud?
Es deseable que estas conmemoraciones sirvan para llevar a la acción a los que tienen el poder para modificar las conductas negativas.
Por el bien de todos nosotros, los ciudadanos, ojalá que así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario